martes, 29 de junio de 2010

GALERÍA DE ILUSTRES GUARIQUEÑOS

Lic. Andrés Scott Peña

Director del Centro de Estudios Del Llano de la UNERG - CELLUNERG

Máximo exponente de la Historia Musical de Guárico.

MOISÉS MOLEIRO. ACORDES MUSICALES QUE DEFINIERON UNA ÉPOCA”

La llanura, amplia y sencilla, ha sido la cuna que ha arrullado gran cantidad de talento que con sus particularidades han dotado de fisonomía propia a la de la zona central del país. La música no escapa a esta cualidad de transfiguras la esencia de una estirpe en hechos que perduran, con sus acordes, en el devenir de nuevas épocas.

Dentro de los máximos exponentes de la música venezolana destaca entre otros el compositor Moisés Moleiro, quien vio los primeros crisoles de existencia un solaz día de 1905 en la población de Zaraza, perteneciente al Estado Guárico.

Sería un 28 de marzo de 1905 que las cálidas tierras Zaraceñas vieran nacer a Moisés Moleiro quien desde pequeño ya daría que hablar e el ámbito musical. Nacido en el seno del hogar constituido por el General Rodolfo W. Moleiro y la Señora Petra Sánchez Ron, siempre tuvo el ejemplo de rectitud y honradez, así como el apego por la educación, su instrucción musical comienza desde muy temprana edad, la cual sería guiada por el profesor español Manuel Martí S. en su terruño natal de la ciudad de Zaraza, siendo sus hermanos: Rodolfo Moleiro, Federico Moleiro, Raúl Moleiro, Estela Moleiro, Josefina Moleiro y Carmen Moleiro. Seria para la década de 1920 que cambiaría su residencia hacia la ciudad de Caracas, debido a que sus padres decidieron darle apoyo a sus habilidades musicales. Al llegar a la Capital fue inscrita en la escuela de música y declamación, siendo sus instructores Salvador Llamozas y Vicente Emilio Sojo respectivamente. Fue también destacada en labor a nivel musical que ya para 1927 ostentaba en su haber un galardón como pianista; a este particular el Diccionario de la Fundación Polar (2005) destaca que “sus progresos fueron tan importantes que ya para 1927 obtuvo el primer premio por ejecución de piano desde entonces su carera de concertista” (P.211).

Como dato curioso debe ser destacado que en sus inicios como pianista el maestro tocaba con su piano la música de fondo de piezas de cine mudo, las cuales eran ambientadas con el precitado instrumento. Este impresionante desempeño musical también es destacado por Rubín Zamora (1974) quien al referirse al personaje en su obra Diccionario Biográfico Cultural del Estado Guárico lo define como: “Afamado pianista, compositor y profesor, cuya obra artística es aplaudida internacionalmente. Su primero presentación en público ocurrió en Zaraza cuando contaba con nueve años de edad (P.176).

El premio alcanzado le otorgó renombre en el universo musical de aquellos años destacándole como uno de los mejores músicos de aquel entonces. A este particular el mismo Rubín Zamora (1974) detallaría: “A los tres años de estudio en Caracas obtuvo el primer premio en la ejecución del Piano por concurso” (P.176).

Para el año de 1924 la muerte de su padre el general Rodolfo W. Moleiro le impacta en gran medida y le lleva a reposicionar sus prioridades. Durante los años 1924 y 1927 desempeñó desinteresadamente las funciones de pianista acompañante en la escuela de música de la cual participó en la cátedra de canto, Seria para el año 1931 que ofrecería su primer recital en el ateneo de Caracas, cuando contaba en 26 años de edad; para el año de 1933 fue nombrado como Profesor de teoría y Solfeo Cátedra que desempeñó hasta el año de 1947; esto es confirmado por Rubín Zamora (1974) cuando destaca que: “En 1933 fue nombrado profesor de teoría y solfeo en la escuela de Música, cátedra que desempeño durante catorce años y por la cual desfilaron mas de un millar de alumnos (P.176).

Este guariqueño ilustre tuvo un papel protagónico en la creación y mantenimiento de mucha instituciones y musicales, las cuales se origen hoy en día como iconos y baluartes de la músico de nuestro país. En esta vertiente el Maestro Moleiro fue uno de los fundadores del orfeón “Lamas” en el año de 1930, Allí sería trascendental su desempeño como cantante y compositor, asimismo el maestro Moleiro sería un excelente Copista de partituras. La obra de Moisés Moleiro trascendería mucho más y se constituiría, el maestro, en uno de los artífices de la creación de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, así como también engroso la lista de los creadores de la Asociación Venezolana de Conciertos; del Ateneo de Caracas y de la Asociación Venezolana de Autores y Compositores, convirtiéndose en el gran protagonista del desarrollo cultural del siglo pasado en Venezuela.

Es en Caracas que contrae nupcias con la Señora Carmen Camero Zamora, de cuya unión resultarían cuatro hijos, a saber: Moisés Moleiro Camero, el Dr. Federico Moleiro Camero, reconocido médico cardiólogo en nuestro país; Carmencito Moleiro de Colón, quién ha sabido desempeñarse como excelsa interprete del piano y el Dr. Germán Moleiro Camero, Abogado de la República.

La espontánea humildad del llanero le permitió dejar huella en sus cuentos de alumnos y la culta estampa de músico y concertista destacado lo llevaron a esculpir una indeleble talla en el ámbito musical de nuestro país; amigo de grandes iconos de la música venezolana el maestro Moisés Moleiro siempre mantuvo contacto con el compositor venezolano Joaquín Silva Díaz, además perteneció a la llamada generación del 19 entre los que se contaban Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, José Antonio Calcaño y Juan Vicente Lecuna.

Moisés Moleiro es uno de los músicos más talentosos y originales de su generación, es por ello que ganó un recocido sitial dentro de llamada “Escuela Nacionalista” siendo diestro al combinar con maestría influencias europeas, de corte Barroco, con tendencias musicales propias de nuestra región llaneras, resaltando en sus obras aspectos vernáculos de nuestros orígenes. Su gran esquema creador requería ser plasmado en pentagrama con formas musicales, su pensar desarrollaba incesantemente nuevos esquemas musicales, traspasando fronteras musicales anteriormente infranqueables. Según Villanueva (2003) expresa del maestro Moleiro establece que:

Así se convierte en un autentico miniaturista musical del que una vez hicimos un paralelo con Domenico Scarlatti (Revista, imagen Nº 109 Diciembre 1976 en su página 99), quien también como el compuso pequeñísimas obras maestras para el teclado plenas de creatividad riqueza rítmica y melódica sobre un tramado contrapuntístico. A esas características el maestro les imprimió un sorprendente sentido Rítmico Criollo (…) obras de perfecta lógica virtuoristica para la ejecución en el teclado, con lo que crea un nuevo estilo musical de inspiración barroca y a la vez venezolana”-

Entre su gran repertorio musical cumplió de obras cuyas profundidad y significado era único para su época, pueden ser destacados. Danza salvaje Endecha, Estampas del llano, La Fuente Sonatina en La Menor, tocata en Do menor, tocata en do mayor, joropo, canción de cuna y ronda, de la sonata al estilo clásico, entre otras. Como uno de los pioneros del Movimiento Nacionalista Musical en Venezuela ostenta muchas de las obras más populares de esa época dentro de los que podemos citar: “Campanas”, cuya obra fue escrita en 1930; “Pastorela” realizada en 1931 igual que: “Hacia la quimera”; “El Compae Facundo” desarrollada en 1933. Sobre este particular el escritor Rubin Zamora (1974) puntualiza lo siguiente: “Al maestro Moleiro se le aprecia como una de las glorias de la musicología patria. Su música ha trascendido y ha sido ejecutada por notables solistas de fama mundial y también por agrupaciones corales de gran categoría. (P.176). También desarrolla otras obras interesantes en su realización, como la representación: “La Pequeña Suite”, la cual contiene: a) “Aire de Danza”; b) Cuento Infantil (fuga)”; c) “El Corrillón”, d) Tiempo de Valse; e) Canción de Cuna; f) una peluca empolvada; g) El Señor de la peluca; H) El Clavecin. De igual manera desarrollo sus obras: “Rataplan (voces iguales”” y “Poemas (para voces iguales extraviadas) compuesta para interpretada por corales. El ilustre escritor y autor Ángel Mancera Galletti (1958) escribiría sobre el Maestro Moleiro lo siguiente:

Al par que el Semanario fantoches enriquecía la tradición humorística de la Prensa Caraqueña, aparecía como uno de los más puntuales colaboradores de su primera etapa, la firma de Moisés Moleiro en cantos de un profundo sentido popular y que, a veces, expresaban también, con un lirismo ennoblecedor, el color y significado de los pueblos llaneros”.

El Maestro Moisés Moleiro también compuso obras para ser ejecutadas por Coro Mixto dentro de las que debemos resaltar: “Ave María”, “Campanas”, “Pastorela”, “Primavera”, “Hacia la Quimera”, “Valse Venezolano”, “Villancico” (extraviado), “Paisajes”, “Coplas del Campo en Abril”, “Mariposa de Invierno”, “Flor de Mayo”, “El Alba” y “Siesta”. Con respecto a las obras del Maestro Moleiro para canto con acompañamiento de Piano u Orquesta destacan las siguientes “Recuerdo”, “Otoño”, “Estrella”, “Crespuscular”, “En el Parque”, Vigilia. Las obras que fueron diseñadas por el Maestro Moleiro solo para orquestas se resumen en la sinfonía al estilo clásico para orquesta de cuerdas en homenaje a los compositores de la Colonia.

Desempeñaría la cátedra de piano en la misma escuela de música hasta el final de sus días. El Maestro Moleiro también escribió numerosos poemas muchos de los cuales le colocó música y en sus rimas sencillas marca la latente expresión del sentir llanero; sería Ángel Mancera Galletti (1958) que diría: “Moisés Moleiro, en sus ritmos y rimas sencillas dejaba apresada en versos de muy correcta composición la vena poética con que había sido ungido y por ese camino se le anticipaba a la concepción definitiva de su personalidad. Aquella del Gran Músico creador (P.635).

En su juventud el maestro Moleiro ejerció el periodismo en algunos periódicos de Caracas a la par de su ejercicio musical. Con respecto a su faceta como poeta no fue tan prolija como la musical pero si rindió frutos que hoy son atesorados en el seno de su familia. Sería este pequeño introito poético que le llevaría a desarrollar una actitud literaria al escribir y editar una novela, la cual titulo “Figuerita”. Sería en el año de 1946 cuando el máximo pináculo de la obra de Moisés Moleiro vería la luz. Su novela titulada “Figuerita” emergía de su pluma creadora, en uno de sus momentos de mayor inspiración. Este trabajo literario de corte costumbrista, fue publicado por la “Editorial La Fragua” y la misma estuvo diseñada en el formato de 16 ½ cms., de tamaño y con una consistencia de 133 páginas; destacándose de ella las letras de Guillermo Alfredo Cook y el diseño de la portada fue un dibujo realizado por Salvador Marichales.

Con respecto a esta novela el escritor y autor Ángel Mancera Galletti (1958) en su obra titulada: “Quienes narran y cuentan en Venezuela” hace una excelente apología de esta obra, cuando dice:

Es una historia desarrollada en un polvoriento pueblo de la provincia, en el que el amor de una muchacha y un estudiante de diferentes clases sociales, sirve para mostrar los cuadros de ese conglomerado y las estampas de profundo colorido con los que se desenvuelven los hombres y mujeres de la tierra plana confundidos con los reclamos y apremios de la aldea. (…) Un motivo sentimental de un lirismo de buen tono. Lo extraordinario de Figuerita es precisamente el comprobar que en Moisés Moleiro existían innegables condiciones para narrar y contar esos sucesos y llevarlos por medio de una también ardida, a explicarlos y las etapas que forman el conjunto de sus capítulos” (P.635).

En esta obra se reflejan los destellos de las remembranzas de Moisés Moleiro por su tierra natal, prodigando con sencillez unos personajes en los cales podemos visualizar a quienes vivimos en el llano. Supo comprender la esencia de un pueblo, la razón de ser del gentilicio llanero, lo interesante es como el maestro Moleiro asume el proyecto de escribir una novela del entorno de su niñez y juventud. A este tenor Ángel Mancera Galletti (1958) explica:

En ese tono artístico como arraigo legitimo de un poeta aparece al final de la obra con un lirismo arcano al romanticismo. El muestra en la quietud pueblerina, la cara del pequeño drama que se vive; en el profesor que se sorprende al no oír la voz de su antiguo alumno y levanta el rostro y deja vagar una como nostalgia lejana por el ausente; en la casa del medico rural cuya alegría desaparece; en la muchacha enamorada cuyo beso de despedida se intuye; en el hogar con su madre desolada y en el dolor del ciego por el sobrino que leía los periódicos y se sobrepone la impresión del pueblo llanero en que parece acunarse medroso el pensamiento de que Caracas transformará totalmente al muchacho de las tierras inmensas con el panorama de su horizonte” (P.636)

Debe ser resaltada la diatriba entre algunos autores que establecen una disparidad de fechas en cuanto al origen de la obra, algunos le otorgan su nacimiento a principios de la década de 1920 y otros sostienen que fue a mediados de la década de 1940 cuando fue escrita. Es interesante el hecho de que esta novela tenga ribetes propios de la zona llanera de donde es oriundo el autor y que se configure una plantilla de protagonistas tan vividos y reales en la idiosincrasia del llanero. Esto lo aclara Ángel Mancera Galletti (1958) de forma magistral cuando expone:

Figuerita fue el candoroso sueño de quien aspiro en su juventud ser un novelista, la obra permaneció por tiempo olvidada. Del pueblo vino y se ocultó entre el ritmo y las rimas de los cantos y del lirismo de los versos fantochistas; paso inadvertida por el voluminoso legajo de los papeles de música; conoció el ambiente burocrático y la maquina de escribir del artista que en el tecleo rutinario estropeaba las manos privilegiadas; se recogió respetuosa ante la angosta serenidad del profesorado de la escuela de música y un buen día rejuvenecida y sin temor a la aventura, fue a adquirir el traje noble en la forma de un libro impreso, en momentos en que el recuerdo ya se desvanecía” (P.636).

Es evidente por lo citado que la obra escrita por Moleiro la desarrolló y culminó durante su juventud, teniéndola terminada y ya a punto de editar para principios de la época de 1920. En Figuerita el autor deja traslucir un relato en parte autobiográfico, destacando en él muchos de los momentos que lo marcaron en su tierra natal y evidenciando en sobremanera gran parte de los temores que le producía el hecho de establecerse en una ciudad tan diversa, amplia y diferente como lo representaba Caracas, la capital de la República. La precitada obra es editada en momentos cuando el autor está en la madurez plena de su carrera artística, ya que contaba con 41 años de edad y en cierta manera deja entrever esa condición humana de mirar hacia atrás evocando los orígenes que nos han antecedido. Este análisis es bien calibrado por el autor Ángel Mancera Galletti (1950) quién expone en su obra lo siguiente:

Milagro de la hora buena en el intento de comunicar en la narración veinteañero el cuento de una época, que en su instante supremo huella dejó en su lírica, resonancia, pues Moisés Moleiro al publicar Figuerita, novela de una pueblo llanero nada esperaba y en ello está precisamente el mérito de quién, al hacer un alto en su extraordinaria labor como músico, abrió de par en par a la oportunidad la posibilidad de contar con sencillez aquella historia nostálgica del barrio de las mariposas. Lo demás al profesor no le importaba; que no le entendieran los que de serios y graves y circunspectos se consideran, porque figuerita, la novela de Moisés Moleiro, es en esencia y substancia el resumen de un momento lírico que salió a probar fortuna en el vasto campo de la narrativa venezolana. (p.637)

Subsume el precitado autor la posición de Moleiro ante la crítica literaria y le admira la autenticidad vivencial del mismo, ya que a claras luces describe parte de las vivencias de Moisés Moleiro como hijo de un pueblo de provincia, fiel representante de su estirpe llanera. En reconocimiento a sus grandes méritos le han sido otorgados entre otros galardones la medalla de oro de la Asociación de Conciertos en el año de 1946; asimismo, le fue concedido el botón de honor de la Asociación Venezolana de Compositores; se hizo acreedor a la medalla 23 de mayo en su Iera. Clase otorgada por el Colegio América en la ciudad de Caracas; en ésta misma vertiente le fue entregado un diploma de reconocimiento por parte del instituto pedagógico de caracas en el año de 1945; fue declarado socio honorario por parte de la Asociación de Cultura musical de Costa Rica; alcanzó el honor de que le fuera conferida la orden Teresa Carreño en su clase lírica, lo cual le significó la medalla de oro, el botón y un diploma en el año de 1957; durante su larga trayectoria a favor de la cultura fue nombrado miembro honorario de varios liceos de la República y su nombre fue designado para la constitución de la coral polifónica de San Fernando de Apure, así como para la conformación de otros centros culturales. En 1985 fue creado un concurso nacional de piano el cual lleva su nombre y pretende exaltar la dedicación y maestría a los jóvenes estudiantes de su instrumento favorito como lo era el piano.

Muere tan insigne baluarte de la musica venezolana a finales de la decada de los setenta, específicamente en el año de 1979. Este artículo debe culminar con las palabras pronunciadas por el músico José Pellín quién sobre la semblanza de este excelso músico Zaraceño resaltó:

En general, la obra de Moisés esta instruida por una fuerte intención nacionalista y particularmente llanera (…) su obra pianística destila fineza, equilibrio, transparencia, claridad, mesura, proporcionalidad, concreción, fe telúrica, impresión folklórica, imaginación de llano abierto, en fin luz del mediodía.

1 comentario:

maria carnicero dijo...
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