lunes, 25 de enero de 2010

DE VALLE DE LA PASCUA A ACHAGUAS… PASANDO POR SAN FERNANDO (Con cien leguas de por medio…)


DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.

UNESR – Núcleo Valle de la Pascua

felipehernandez56@yahoo.es

felipehernandez56@hotmail.com


“Con cien leguas de por medio…” frase del poema “Cajón de Arauca Apureño” que escribió el poeta Julio César Sánchez Olivo en Valle de la Pascua en el año 1956. Canto a la nostalgia y la melancolía, ante la pena que da el adiós por lo que hemos vivido y creemos no volver a ver y vivir, canto a la apureñidad que es como decir la llaneridad toda. Segundo himno de los apureños. Poema que hizo canción el eximio cantante guariqueño Ángel Custodio Loyola, y muchos otros han continuando cantando. Tomamos prestada esa frase emblemática para subtitular esta crónica, que es una referencia a la conmemoración del Centenario del Natalicio de Don Julio, acontecimiento feliz que se ha estado celebrando durante todo el año 2009, a través de reuniones, conferencias, conversatorios, escritos, actos recordatorios, y cuyo clímax tuvo lugar los días 23, 24 y 25 de octubre del corriente año, en la población de Achaguas, que es igual a decir, la tierra del Nazareno y del río Matiyure.

Como es sabido, don Julio César Sánchez Olivo nació en la Parroquia Guachara, Municipio Achaguas, del Estado Apure, el día 21 de Octubre de 1909, por lo cual, la Comisión desde un primer momento se planteó como objetivo central, darle participación en las actividades a realizar, a gente que estuvo de una u otra forma relacionada con su quehacer intelectual, tanto en su Apure nativo como en el resto del llano venezolano.

Como miembro de la Comisión Nacional designada por la Dirección de Cultura del Ejecutivo de Estado Apure y por el Centro de Estudios del Llano de la Universidad Rómulo Gallegos (CELLUNERG), asistimos a Achaguas, a respaldar al profesor Argenis Méndez Echenique, Cronista Mayor de Apure, quien la presidió, junto con el cronista del municipio, profesor Elisur Lares Bolívar, la cronista adjunta, profesora Luisa Martínez, la Alcaldía, el Concejo Municipal, la Casa de la Cultura y las fuerzas vivas de Achaguas y San Fernando, quienes realizaron un importante trabajo de organización para que los actos estuviesen a la altura de tan meritorio y ejemplar ciudadano, orgullo del gentilicio apureño y llanero. Sentimiento recogido en la expresión de Elvin Barreto Guedez, cuando en su disertación nos dijo: “Julio César Sánchez Olivo fue portador de una ética que hoy venimos a reivindicar”.

La Casa de la Cultura “Cantante Carlos Guevara” de Achaguas, sirvió de escenario para realizar tres jornadas de intenso y fructífero trabajo intelectual, poético y folclórico, donde se resaltó lo mejor del ciclo vital del conocido poeta sabanero, expresado en sus diversas facetas: poética, política, intelectual, comunicacional, ciudadana y humana.

La conferencia central la dictó el doctor Adolfo Rodríguez, reconocido académico e historiador guariqueño, quien realizó una magistral disertación de la vida y obra del Poeta llanero, titulada “Julio César Sánchez Olivo, mensajero de resonancia étnica”, donde hizo énfasis en los vaticinios de Sánchez Olivo acerca de un mundo llamado Apure que no morirá jamás”.

Las ponencias presentadas por los participantes de los estados Apure, Barinas, Cojedes, Guarico, Miranda y Vargas, constituyeron todo un aporte antológico para el conocimiento de la vida y la obra del poeta. Entre otras, son emblemáticas:

- “Conversación con don Julio, Agosto de 1986” presentada por el Cronista de Maracay, profesor Oldman Botello.

- “La teluridad en la poética de don Julio César Sánchez Olivo” del profesor Felipe Hernández, de la Universidad Simón Rodríguez – Núcleo Valle de la Pascua.

- “El llano desde la pasión y la nostalgia. Un acercamiento impresionista a la obra poética de Julio César Sánchez Olivo”. Del escritor cojedeño Julio Rafael Silva.

- Julio César Sánchez Olivo y su labor investigativa”. Presentada por el cronista de Achaguas, Elisur Lares.

- “La poesía de Sánchez Olivo desde el enfoque de la versoterapia”, por Ramón Ojeda Cruzate, Cronista de Elorza.

- “La trayectoria política de Sánchez Olivo”. Del profesor Elvin Barreto Guedes de la Universidad Simón Bolívar – Núcleo El Litoral.

- “Vida y obra de Sánchez Olivo”, del Cronista de Guasdualito, Aldo Márquez.

- “Canto llanero al gran poeta apureño”. Presentada por el escritor barinés, Miguel Ángel Nieves, entre otras.

En cada uno de los trabajos leídos, se vigoriza la idea que para el llanero la poesía de Sánchez Olivo es como un acicate, un referente para toda la vida, para la eternidad, para orgullo de sus familiares y parientes: María Elena Sánchez Maldonado y Ana María Gil Sánchez (sobrinas del poeta, hija la primera y nieta la segunda, de su hermano Teodorito Sánchez Olivo), quienes en representación de la familia del homenajeado estuvieron presentes en los actos.

Un reconocimiento especial, merece la actuación de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Municipio Achaguas, que nos deleitó con sus selectas interpretaciones. Del igual manera, son dignas de reconocerse las atenciones dispensadas por el profesor Méndez Echenique, por la alcaldesa, Claritza Jiménez de Garbi, los concejales Orlando Cordero y “Chichita” Landaeta; el director de la Casa de la Cultura, cantante y folclorista Ramón Ojeda, el cronista y la cronista adjunta, Elisur Lares y Luisa Martínez, la profesora Rosa Simona Ojeda de la Sociedad Bolivariana, el profesor Pedro Pablo Olivares y las profesoras Lilian María Méndez y María Soledad Moreno de Cortéz, así como los poetas y folcloristas apureños: Omar Moreno Gil, Rómulo Eudoro González Blanco, José Ramón Mejías (Samanela), Demetrio Hernández, Valentín ¿?, Cristóbal Jiménez y Ramón Oviedo; y de Barinas, los poetas Miguel Ángel Nieves y Reinaldo Arias, entre otros.

En esta jornada centenaria sobre el insigne poeta apureño, como en su verso, una vez más nos llevó:

Por el rumbo de la vida / del mediodía hacia el ocaso, / llevando el llano por dentro / marchas con tu recio ánimo, / porque a tu alma de poeta / bien la templó el sol de marzo… y por ahí se va la obra de un hombre que asumió compromisos políticos y literarios sin hacer grandes distinciones entre uno y otro, entendiendo su acción como una extensión de su actividad ciudadana, que le permitía acceder y divulgar la vida y las costumbres ancestrales del hombre del llano, con la esperanza de preservarlas y quizás moralizarlas y al mismo tiempo inocular su muy particular visión del mundo, que le legó al futuro, y como una pequeña contribución a la posteridad, en su poética nos deja testimonio de su experiencia y de sus sentimientos.

Como corolario de la Celebración del Centenario de Sánchez Olivo, a modo de reflexión podría decirse, que en este siglo XXI en que la ciudadanía acusa desgaste o indiferencia en relación a los acontecimientos de todo orden que le rodean, parece necesario repensar el pasado a partir de las herramientas que él mismo nos proporciona, que son muchas. Una de tantas, la que aquí nos atañe, consiste en retomar y tratar de comprender su mejor legado representado por su ejemplo y su obra, un escritor comprometido con su propio tiempo, que se resiste al olvido apelando a la memoria y a la reflexión. Como visionario que fue, insiste en ahondar en las costumbres del llanero y la llaneridad, en revisar el pasado con mirada crítica.

Explicarse el presente, pedir que el porvenir del llano y del llanero sea distinto, ambos aspectos constituyen, desde la perspectiva sanchezolivesca, la función del recuerdo histórico. Quizás porque ya había padecido los estragos de la historia y el progreso, su poética refleja una mayor interiorización de la realidad, que resulta muy a propósito para reflexionar sobre la relación entre el llanero como sujeto y la historia del llano, por la forma en que se interioriza la realidad y porque la vida de los hombres de la sabana transcurre con la historia, pero no como acontecimientos paralelos, separados por una línea divisoria, sino como un encuentro que desgarra al sujeto mientras la historia sale indemne.

Su mejor lección sería para los llaneros como sujetos de la historia, que siempre los perseguirá bajo la forma del progreso, para recordarles una y otra vez, la necesaria toma de conciencia, en espera de que los años y ese progreso no borren jamás la memoria de su pasado.

En Valle de la Pascua, a los ocho días del mes de diciembre del año 2009.

viernes, 22 de enero de 2010

AUGUSTO BRACCA: El llano y la ciudad en un mismo corazón

Ponencia presentada en el
II ENCUENTRO NACIONAL DE LA CULTURA LLANERA JOSÉ LEÓN TAPIA
BARINAS, 10 AL 13 DE DICIEMBRE DE 2009
EN EL MARCO DE LA CELEBRACIÒN DE LOS 150 AÑOS DE LA BATALLA DE SANTA INÈS Y HACIA LA CELEBRACIÒN DEL XI SIMPOSIO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LOS LLANOS COLOMBO-VENEZOLANO.

Alberto Díaz


La Trinidad de Orichuna, pequeña población enmarcada en las tierras apureñas, más específicamente, en la región del alto Apure, donde las brisas del río Arauca, río que sin querer divide políticamente dos países, pero que a la vez los baña y los une, refrescan las mañanas llaneras, ese es el marco que vio nacer un mes de septiembre del año 1.918 a un niño, hijo de Juana Bracca, que se convertiría con el correr del tiempo en uno de los más fructíferos compositores que ha dado el llano, este llano total que compartimos Colombia y Venezuela me refiero a:

Augusto Bracca

Augusto Bracca desde muy pequeño es llevado a Caracas, la capital venezolana, “la sucursal del cielo”, como siempre lo menciona don Augusto en la amena conversación que sostuvimos en la casa de una de sus sobrinas en Guasdualito, donde vive actualmente, en oportunidad de estar cumpliendo 91 años.

Es en Caracas donde transcurre gran parte de su niñez, entre el oficio de pregonero y de vendedor de carbón junto a su padrastro; muchos de sus mejores recuerdos los tiene de esa época donde creció junto a la pujante ciudad.

Ya de adulto, nos comenta, trabajó durante 18 años conduciendo un autobús de la ruta Catia-La Rinconada, es ahí donde junto al contacto con la gente y con los paisanos llaneros que vivían en la ciudad y que por naturaleza se buscan y se juntan, comienza a componer sus canciones que poco a poco se convertían en éxitos en las voces de los mejores cantantes de ese momento como Ángel Custodio Loyola, de quien don Augusto guarda los mejores recuerdos de la amabilidad con que siempre lo trató, de Juan de los Santos Contreras “El Carrao de Palmarito”, Eneas Perdomo, el Zaraceño Royman Meza, quien graba por primera vez “Traigo polvo del camino” y muchas otras figuras que en esos momentos brillaban en el universo de la música del llano, por cierto, que fue para esos tiempos cuando una verdadera embajada llanera se tomó a Caracas, encabezados por José Romero Bello, entre otros, y que desde diferentes emisoras como Radio Difusora Venezuela con “Brindis a Venezuela” y Radio Rumbos, y su “Festival Criollo”, difundían en vivo, el bello folclor llanero, que luego se convertiría, gracias al tesón y empeño de ese grupo de llaneros, en el folclor nacional de Venezuela. A mi entender se pelearon y aún siguen haciéndolo en su corazón: el amor y el agradecimiento a la ciudad que lo vio crecer y el llano que lo vio nacer.

Este es el motivo, entre otros tantos, de este trabajo, resaltar algo que me ha llamado poderosamente la atención: Como dice don Augusto en la entrevista que le realizamos, desde muy pequeño se lo llevaron de la tierra que lo vio nacer, pero sin embargo, no pudieron sacar de su corazón el amor por las cosas bellas del llano, esas cosas sencillas, hermosas que con maestría versea don Augusto en sus canciones, canciones plenas de poesía, con una capacidad descriptiva única, difícil de igualar y música sencilla, lo que sin duda es el secreto que muchos cantantes y compositores no hemos podido aprender, porque mientras mas sencilla es la música, mas fácil es de interpretarla, no solo para los músicos sino para los interpretes.

En esto otro, no se si ustedes comparten conmigo, pero el dicho popular que dice “no se es de donde se nace sino de donde se lucha”, pierde en Augusto Bracca, toda la verdad que pueda tener, nace en el llano, desde pequeño es llevado a la capital, pero repito, en su corazón se quedaron para siempre los amaneceres llaneros, los atardeceres, el palito e´ merey, el mejor caballo que ha nacido en el Apure, el polvo de los caminos, secos por el ardiente verano llanero, el manguito dulce, el camino real por donde siempre paseaba, el amorcito de su vida, el beso de la despedida, el rancho llanero, el chaparralito llanero, la luna de Arauca, la muchacha linda, el adiós a su llano apureño, y a mi entender su obra magistral: “Mi llano es un paraíso”.

En los años sesenta, bien llamada la época de oro de la música venezolana, cantantes como María Teresa Chacín, Mario Suárez, Alfredo Sadel, Héctor Cabrera, voces llamadas clásicas, interpretaron canciones de Augusto Bracca; los mejores arpistas tuvieron la oportunidad no solo de acompañarlos sino también de hacer arreglos a las bellas canciones, lo que junto al cantante resultaban verdaderas joyas de la canción venezolana, también por esos días, comenta don Augusto, lo vinieron a buscar de Ciudad de Méjico para que participara en una película que iban a realizar con su tema “Amorcito de mi vida”, donde actuaría y naturalmente cantaría Jorge Negrete, pero por estar trabajando en los buses municipales no pudo ir, pero que sin embargo le grabaron su canción.

En los años setenta cuando nuestra música es relegada a los horarios de la madrugada, por la influencia de los llamados Disjockeys, y la actitud muchas veces pasiva y otras de alcahuetería de los dueños de emisoras, quienes inclusive, nos vendieron la versión: “esa música es buena escucharla solo en las madrugadas”, cantantes como José Catire Carpio, Jesús Moreno, Francisco Montoya y otros sobrevivían en las rokolas y en esos programas mañaneros, con muchas de las canciones de Augusto Bracca.

En los ochenta con el polémico decreto del uno por uno, que tras larga lucha logramos que fuera promulgado por el ejecutivo nacional, son Reina Lucero y Cristóbal Jiménez, quienes luchan para alcanzar nuevamente otra época de oro de nuestra música, junto a un fenómeno musical que irrumpe en esa década: Reinaldo Armas, y son también las canciones de Augusto Bracca, parte del repertorio de estos cantantes y de todos los que nos montamos en ese tren.

En el año 2007, cuando hemos visto pasar tres generaciones de cantantes surgen Mayra Castellanos con una agradable recopilación de canciones de Augusto Bracca y don Gustavo Márquez quien se ha convertido en el bastón de apoyo de este juglar en sus últimos días en Guasdualito, recogiendo y plasmando de nuevo sus canciones en el formato digital.

Sus composiciones sobrepasan las 300 canciones, casi todas grabadas por artistas nacionales y algunas por artistas internacionales, realizó para el sello disquero Cachilapo la grabación de un larga duración, como se llamaba entonces a los discos de vinilo, interpretando sus canciones.

Pienso que no se le ha dado la verdadera dimensión a su gigantesca obra y como siempre ha venido pasando en nuestros países, a este valor criollo no se le ha reconocido su invaluable aporte a la consolidación y rescate de nuestras raíces.

Él está consciente de lo que ha hecho, de lo que significa para la cultura llanera, ¿pero estamos nosotros y los gobiernos de turno conscientes de eso?

Bueno, para terminar, no se si se dieron cuenta, pero en el resumen que hice sobre las diferentes épocas de la vida de don Augusto y sus canciones me salté deliberadamente la década de los noventa, es precisamente en los comienzos de los noventa cuando grabo una recopilación de siete de sus mejores canciones, la cual titulé Braquisimas, y es precisamente con esa recopilación que termino cantando para todos ustedes. (El ponente canta en vivo para el público presente)

miércoles, 20 de enero de 2010

EL HATO APUREÑO: ASPECTOS SOCIO-ECONOMICOS Y CULTURALES

Hugo Rafael Arana

Miembro investigador del Centro de Estudios Histórico-Sociales del Llano Venezolano.

Hugoarpa24@hotmail.com.

Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas


INTRODUCCIÓN:


En el presente texto se hace referencia a lo que es el llano apureño, asimismo a la más importante institución socio-económica del Estado Apure; como es el hato ganadero, sus instalaciones. También se hace énfasis en las repercusiones que tienen las estaciones (invierno y verano) en las labores que realizan los peones de hato en esas épocas; de igual manera se describen los oficios que el llanero realiza de acuerdo a su edad; por otra parte se destaca la importancia de las queseras como unidad de producción y por ultimo como ha evolucionado el uso de los utensilios, modas y costumbres del peón de hato apureño de principios del siglo XX y los cambios ocurridos actualmente.


PRIMERA PARTE

1. ¿QUÉ SON LOS LLANOS?

Son una planicie ilimitada que va a parar a un horizonte alejado y agrandado a medida que se avanza, interrumpida a veces por grupos de árboles denominados “Matas”. En las riberas el bosque se prolonga siguiendo el curso de estos , llamados bosques o selvas de galería, haciéndose un poco mas espeso por causa de la humedad; pero salvado ese bosque, continua la sabana interminable, reverdecida en la época lluviosa o amarillenta y tostada en verano (sequía).
Un buen sabanero conoce los parajes donde se encuentran determinados ganados y bestias, donde acostumbran beber, sestear y majadearse para dormir; dónde se refugian en la estación de sequía y adonde los lleva su instinto para guarecerse de los rigores de las copiosas lluvias. Sin un aprendizaje metódico, el peón de hato apureño, no obstante lleva en su mente una fotografía de la sabana y con precisión localiza los animales que en ella se encuentran.

Llanero.LaNegra, estado Guárico.

2.¿QUÉ ES UN HATO APUREÑO?

En el castellano clásico es una porción de ganado mayor o menor (bueyes, vacas, ovejas, cabras, carneros9. de ahí pasó a significar la hacienda de campo o finca destinada a la cría de ganado. Rómulo Gallegos en Doña Bárbara, describe el hato de “Altamira” en el momento de la llegada de Santos Luzardo a la fundación.
Una casa grande, de bahareque y tejas, torcidas las paredes, despatarradas las techumbres, de zinc la de los corredores que la rodeaban, con un palenque (Valla o estacada de madera o sitio cercado) por delante para defenderla del ganado y algunos árboles por detrás , en lo que se denomina el patio , no muy altos , pues el llanero no los consiente cerca de sus viviendas por temor al rayo; al fondo, la cocina uy unas piezas destinadas a almacenar las yucas, topochos y frijoles que producían los conucos para el consumo del personal; a la derecha el caney sillero y los que servían de dormitorios de la peonada y entre éstos y aquél, la tasajera , donde se secaba al aire y al sol, pastos de las moscas , la carne salada; a la izquierda , las trojes (trojas) donde se depositaba el maíz en mazorcas, el totumo y el merecure del gallinero, los botalones de tallar sogas, las majadas, las medias majadas y corralejas y finalmente , el chiquero de los marranos , esto era el hato de Altamira . Una fundación primitiva, asiento de una industria rudimentaria y abrigo de una existencia semibárbara en medio del desierto.
El hato es típica institución llanera y para tener legítimamente ese nombre debe llenar una serie de condiciones. La Ley de Llanos del Estado Apure, del 26 de mayo de 1937, establece en su artículo 114.
Las posesiones de los criadores se dividen en hatos y fundaciones. Los primeros son los que consten de dos mil quinientas hectáreas de terreno en adelante y contengan más de dos mil reses y las segundas, las que no lleguen a estas cantidades.

2.1. Descripción de un hato apureño (Hasta mediados del siglo veinte)
Consta un hato de tres elementos principales; casa para vivienda, corrales para trabajar y una cerca o alambrado para resguardar las escasas siembra indispensable al abastecimiento de las necesidades del hato, es decir, el pan junto con algún potrerito destinado a los animales, especialmente las bestias que en algún momento no conviene liberar del todo en la sabana, pero sufrirían bastante encorraladas.
Muchos llaneros al fundar un hato, su primera preocupación es el conuco, pues de allí han de proveerse del pan. Primeramente el topocho. Un buen topochal es base segura de abundancia y abastecimiento en la casa. Asimismo suele cultivarse yuca, maíz, frijoles, ñame, auyamas, batatas y otras verduras. Dicha preocupación es muy natural, pues ha de saberse que todos esos artículos son escasísimos en sus regiones, porque no es allí la agricultura, sino mas bien una necesidad urgente. Se cultiva en los hatos para no verse constreñidos a comer carne sola.

2.1.1. La casa o casas para vivienda.
Por lo regular se construye un ranchón, sacando de él uno, dos o mas cuartos para servir de abrigo al dueño, la familia, el mayordomo. La horconadura debe ser madera de corazón por resistir mejor la acción corrosiva de la humedad y del comején, la madera del techo ha ser también de buena calidad y resistente. Este ranchón se cubre con paja, palma, teja o zinc.
Aparte pero no muy distante se construye otra casa para servir de cocina, despensa, almacén, deposito de los enseres propios del hato y en otro lugar un gran caney para albergue del peonaje. La razón de estas construcciones así separadas, es por si acaso la candela prenda y se desarrolla en una de ellas, puedan ser salvadas las demás edificaciones y también para defenderlas aisladas de los animales por medio de empalizadas y palo a pique.
Actualmente se emplea el zinc o hierro acanalado de mucha mas facilidad y rapidez para techar; así como mas ventajoso y mayor seguridad contra el fuego. Anteriormente se prefería la teja, por cuanto, el insoportable calor o frío, según haya Sol o lluvia, son muy desagradables y perjudiciales a la salud.

2.1.2. Los Corrales
Representan en el hato el éxito y seguridad de los trabajos, bastante se extreman las medidas tomadas en la selección del terreno, el cual debe ser alto, duro y seco; asimismo tomaban en cuenta los hateros, la distribución, el numero y la solidez de su construcción. Desde el corte de las maderas, el cual generalmente se hacía en los menguantes de los últimos meses de la estación lluviosa, por ser época de menos ocupaciones en trabajos de sabana y que además presentan mayores ventajas para el transporte de la madera por los caños todavía llenos y las sabanas inundadas y por estar menos aguados los árboles, facilitando la clavada o enterrada. Asimismo se facilitaba la disposición de los varios corrales que constituirían seguro encierro de los toros y caballos cerreros.
En el verano ventea en el llano intensamente, casi siempre de Este a Oeste; hacia este lado de la casa es donde se plantan los corrales para evitar verla envuelta en la gran polvareda levantada mientras se trabaja.

2.1.3. La Majada y la Corraleja
El corral principal es la Majada, destinada al encierro, regularmente colocada en el medio de todos y en comunicación con esta se construyen tres, cuatro, cinco o mas los corrales de aparte y la Corraleja (corral largo y estrecho para trabajar con toros que por su bravura es mas conveniente enlazarlos desde afuera, de allí que la Corraleja sea muy estrecha. Según las necesidades y la clase de trabajos que se practican. La Majada debe estar construida sólidamente y a la vez debe tener suficiente extensión, destinada como está a encerrar grandes masas de ganado, sobre todo novillos. Casi siempre de palo a pique, es decir, de troncos de madera bastante gruesos, profundamente enterrados (sesenta a ochenta centímetros), muy cerca unos de otros, casi juntos. Este paloapique se interrumpe con algunos tramos que van a servir de escapatoria o burladero cuando alguien se ve perseguido por alguna res enfurecida. En un ángulo de la Majada, donde se colocan los mirones y los llevaderos de la cuenta del trabajo, se clava el botalón eje y base de todas las maniobras. Consiste en un tronco de madera de corazón muy grueso, enterrado lo mas profundamente posible por un extremo., terminando el otro extremo al aire en una horqueta a objeto de pasar y apoyar la soga con la cual se enlaza la res a trabajar.

2.1.4. ¿De qué material se construyen los corrales?
Normalmente en épocas pasadas los corrales se hacían de paloapique, construidos con gruesos troncos clavados en la tierra, uno al lado del otro, se usaban para estos fines maderas de: Corazón, resistentes a la humedad y a la acción de los insectos (Masaguaro, Congrio, Mora, etc.)
En los lugares donde abunda la palma llanera como en el Guárico, se usaban los corrales llamados de tramo. Estos se fabricaban con troncos de palma dispuestos horizontalmente, uno encima del otro y alternados en las puntas, donde se clavaban a ambos lados dos troncos fuertes de la misma palma para mantenerlos en la posición adecuada.
Por ultimo existe un corral mas económico y fácil de construir , llamado “Corral de varas”, por cuanto, es hecho con varas o troncos de ramas , que por supuesto es un material mas delgado, liviano y menos resistente , el cual se utiliza como corral para ordeñar vacas mansas.

Llaneros con ganado. La Negra, estado Guárico.

3. LAS ESTACIONES Y LOS TRABAJOS DE LLANO EN LOS HATOS APUREÑOS

3.1. En verano (enero-abril)
Se identifica como la época de sequía; transcurre este lapso entre los meses de enero hasta abril, cuando comienzas las primeras lluvias. En esos meses el trabajo en los hatos apureños se circunscribe al Trabajo de bestia (amansar el ganado caballar), Queseras (ordeño y elaboración de quesos de cincho), Moliendas de azúcar o caña dulce (trapiches), para elaborar las panelas, la melcocha, el batido y la madrina. Reparar instalaciones (Líneas, potreros, viviendas, etc.).

3.2. “Entradas” y “Salidas” de aguas
En las “Entradas de aguas” o “Creciente” (aproximadamente desde el 15 de mayo en adelante) y en las “Salidas de aguas” o “Bajante” (aproximadamente desde el 15 de noviembre) se hacen trabajos como: Recolección de hatajos, Dar el pique, Sabanear, Vaquear, Vaquerías, parar Rodeo, Aparte, Hierra, curar reses, Castrar toros, Encierro, Pastoreo, Descornar reses, Velar el ganado, Trasladar ganado (Cabestreros), Limpieza de conucos, señalar becerros. También algunos se dedican a castrar colmenas.

3.3. Invierno (Junio a septiembre)
Se caracteriza esta fase porque se inicia el periodo de intensas lluvias en todo el territorio apureño. Corresponde a los meses de junio a septiembre; es la época en que los peones de hato ejecutan tareas como: Desmontrencar queseras, Ordeño, Trabajo de queseras, Corte de maderas (estantillos), Remiendo de líneas y chiqueros (becerros y cochinos), Desmalezar potreros, construir nuevos corrales. Otros pasan los días tocando arpa, cantando, bebiendo aguardiente y meciéndose en un chinchorro.

4. LAS EDADES DEL PEON DE HATO APUREÑO Y SUS TRABAJOS

4.1. De siete a doce años
Desde muy temprana edad, siendo niño el futuro peón de hato, comienza a realizar tareas como: Becerrero, Aguasilador (Aguador, cargador de agua en taparas o baldes), Arreador de burros, Alimentar a los animales (gallinas, patos, Guineos y pájaros del hato), Pastorear becerros, Portero (Puertero), Artesano.

4.2. Adolescente (De doce a cuarenta y cinco años)
Cuando el joven ha dejado de ser niño , asume tareas más exigentes y de mayor responsabilidad , por supuesto, acordes con su desarrollo, que se inicia con la transformación de niño a hombre; es decir, el niño va adquiriendo conocimientos que le van moldeando su personalidad y que por lo tanto puede ejercer oficios como: Cabestrero, Ordeñador, Sabaneador, Picador de vacas, Velar el ganado de noche, Pastorear en sabana abierta, Herrador, Cimarroneador, Maneador, Revisor, Garrochero, Bestiero, Cabestrero, Amansador, Enlazador (Debe ser buena soga), Contrapuntero, Culatero, Castrador de toros, Saber tirar el ganado a los pasos (Ríos o caños), Soguero, Coleador, Saber bestiar.

4.3. Maduro (cuarenta y cinco años en adelante)
El peón de hato apureño al llegar a esta edad sigue desempeñando labores útiles en el hato, por supuesto, acordes con su edad, tales como: Quesero, Picador de vacas, Aguasilador (Aguador, cargador de agua en taparas o baldes), Arreador de ganado manso, Pescador, Mayordomo, Artesano, Cocinero (Caqui), Conuquero (Agricultor) Fuente. También se ocupa en cantar, tocar algún instrumento musical y a contar leyendas (cuentos de aparatos, fantasmas, aparecidos, entierros), asimismo se ocupa de referir sus vivencias y experiencias en las sabanas, caños, lagunas y ríos apureños y por ultimo también se dedica a la artesanía (elaborar silletas, totumas, paletas, pilones, manos de pilón, trompos, etc.)

5. EVOLUCIÓN DE LOS UTENSILIOS DEL PEÓN DE HATO APUREÑO
O como se ha dado el proceso de transculturización del hombre de caballo soga y toro.

5.1. Porsiacaso o Macuto
Es una especie de macuto o bolso elaborado en fique, donde cargaba el bastimento (un trozo de tasajo -carne seca salada, preferiblemente cecina- una mascada de tabaco o chimó, un trozo de panela, queso, casabe, fósforos, un cabo de vela, un tabaco, una estampa o cromo de un santo milagroso, una botella de ron, aguardiente o anís. En nuestros días, ese hombre de a caballo, soga y toro, carga un bolso, también llamado morral o mochila marca “Wilson”, donde llevan por bastimento (ahora refrigerio) unas galletas de soda, Doritos, Cocosette, una lata de atún, diablito o de sardina, una caja de cigarrillos, un reproductor de CD (Discman) o un MP3 y unos cuantos Discos compactos (“CD”) y de bebida una botella de Whisky.

5.2. Sombrero
Generalmente el peón de hato apureño para taparse de la acción de los rayos del Sol y de la lluvia, utilizaba un sombrero pelo e´guama o de cogollo de palma. Ahora usa una gorra o cachucha con el logo Yanquis de New York, los Medias Rojas de Boston, los Indios de Cleveland, etc.; ni siquiera dicha prenda es de los Magallanes o de los Leones del Caracas.
5.3. Caballo Nuestro peón de hato apureño usaba un caballito criollo, de esos que trajo el conquistador, pero muy halador, nadador y rápido; entrenado para evadir el cuerno asesino de un toro cimarrón (enmatado). Aunque todavía para ejecutar las faenas de vaquería en Apure, se utiliza este noble animal. Sin embargo algunos peones (sifrinos) utilizan para el arreo bicicletas (montañeras) y hasta motocicletas.

5.4. Cuchillo
Hasta finales de la década de los años cincuenta, el llanero apureño de toro, soga y sabana utilizaba un cuchillo llamado “Punta e´lanza” (muy filoso), de aproximadamente treinta centímetros de longitud, con una hoja en forma de lanza (de ahí su denominación) de veinte centímetros de largo y de diez centímetros de cacha (empuñadura). Ahora algunos de estos peones, utilizan una navaja importada marca “Victorinox”, con su emblemática cruz blanca, la cual es empleada por el ejército suizo.

5.5. El Cacho
A ese hombre de a caballo no le faltaba un cacho (similar al que lanzó Florentino en el medanal cuando se topó con el maligno) para beber agua o en su defecto una hoja de uvero, la cual doblaba para hacer un cucurucho (similar a los vasitos cónicos de cartón de los bebederos de agua). Ahora en vez del cacho o de la hoja de uvero, algunos peones utilizan una cantimplora, similar a la de los exploradores o “Scouts” o sino cargan su botellita de agua, esas de envase de plástico, por supuesto altamente contaminantes, por no ser biodegradables.

5.6. Faja, correa o cinturón
La faja era una correa de cuero de diez centímetros de ancho, la cual se colocaba por encima del pantalón para ajustarlo a la cintura. Poseía una cartuchera donde se colocaban los capsulas del revolver o los cartuchos para la bácula, según fuera el caso. Un monedero donde guardaban las “Morocotas” (dólar de 31,1 gramos de oro Ley 999,9) o los “Pachanos” (moneda de cinco bolívares o “fuerte” de oro, acuñado en tiempos de Guzmán Blanco) , también algunas monedas de plata de dos bolívares, llamadas “Pesetas”. Asimismo la faja poseía una funda para colocar el revolver y un adminículo para colocar la vaina para el machete o para el “Punta e´lanza”. Ahora esa faja o cinturón ha sido reemplazado (en muchos casos) por los llamados “Koalas”.

5.7. Vestuario
Los pantalones del peón de hato llegaban hasta cinco centímetros mas abajo de la rodilla, eran elaborados en “dril” o en su defecto de tela de sacos de harina (preferiblemente de la marca “Harina Pilsbury”). Estos pantalones lo llamaban “Chucutos” (para indicar que eran cortos, que por extensión, se aplica esta palabra a trabajos o pagos incompletos; por ejemplo. La maestra dice al alumno: Ese trabajo esta chucuto o fulanito me pagó chucuto). Por camisa utilizaban una franela de algodón, blanca y mangas tres cuartos o en su defecto una especie de camisa (blanca) de tela de algodón, sin mangas, llamada “Cotona”. Esta vestimenta facilitaba las rudas tareas de sabana, por cuanto era más fresca y el peón tenía mas libertad en la ejecución de los movimientos. Actualmente utilizan por pantalón un “Blue Jean “(ahora lo llaman “Jean”, de marca reconocida como: “Wrangler”, “Levis” o “Lee” y preferiblemente importados). La camisa que ahora utilizan nuestros peones, es una camisa importada a cuadros, manga larga, marca “Wrangler”. Por calzado, los peones de hato utilizaban unas alpargatas de planta de suela de cuero y capellá de pábilo o si no descalzos. Ahora emplean unas botas de cuero marca “Loblan”: Con este atuendo, pareciera que nuestros peones van a un “Rodeo” norteamericano y no a realizar un trabajo de vaquerías.

Canoero en el río Portuguesa

5.8. Cobija de pelo
A nuestro peón hasta finales la década de los años cincuenta no le faltaba una buena “cobija de pelo” , la misma era elaborada en legitima lana natural , la cual les brindaba calor y los mantenía sequítos en medio de un chubasco o un chaparrón llanero. Ahora nuestro peón de hato utiliza una chaqueta de alguna afamada marca, similar a las que usan los Coach del béisbol, del Básquet o como las que utilizan los estudiantes de liceo de Estados Unidos (high School) o de alguna reconocida universidad norteamericana, donde se observa el logo “UCLA” (aunque nuestro veguero, ahora transformado en “vaquero” ni siquiera sepa que significan esas siglas). Pero por si acaso alguno está interesado en saberlo se lo voy a aclarar, UCLA significa Universidad de la ciudad de Los Ángeles.

5.9. Instrumentos musicales
Tampoco le faltaba a nuestro peón de hato una bandola o un cuatro y un par de maracas, las cuales eran muy fáciles de transportar y que le garantizaban alegrarse cuando estuviera “velando el ganado” o para improvisar un alegre “Parrando”. Hoy en día no es necesario cargar estos instrumentos, por cuanto ahora ese hombre de toro, soga y caballo, habla de “sonido”, para referirse a esos adminículos electrónicos con los que se animan las riñas de gallos, los bailes en el hato o en los caseríos y en los toros coleados. Actualmente dicen estos llaneros: ¡El Parrando va a está bien bueno, no jile, porque el sonido es calidá!

5.10. Uso del chinchorro
A ese hombre de sabana no le faltaba un buen chinchorro de moriche, guaralillo, un par de mecates o colgaderos y un mosquitero o pabellón. Ahora son capaces de colocar una cama en la sabana, por cuanto, los chinchorros y que los marean o sino tal vez duerman en una carpa o en un saco de dormir.

5.11. ¿Cuál era la maleta del peón de hato apureño?
Dicen que por la maleta se saca al pasajero, pero nuestro hombre de a caballo no le faltaba por maleta una “Capotera”, era una especie de saco (por eso algunos llaneros la llamaban “Saco maletero”, la cual era elaborada en una tela muy resistente llamada “Cretona”, “Crehuela” o “Liencillo” esta Capotera poseía dos aberturas o bocas en ambos extremos, que se cerraban ajustando una cuerda. Allí guardaba una linterna, dos mudas de ropa, dos calzoncillos, el chinchorro, el mosquitero y los colgaderos. A veces cargaba un par de alpargatas nuevas para estrenarlas en un Parrando. Esa Capotera la colocaban detrás de la silla, es decir, en la grupa del caballo. Ahora no ocurre así, por cuanto, nuestro peón de hato carga un maletín o bolso, posiblemente “Made in China”, con cierre o cremallera y por chinchorro hay quienes utilizan una carpa (importada) o un saco de dormir y por calzoncillos un par de boxers.

5.12. ¿Con qué espantaban la plaga los peones cuando les tocaba dormir en la sabana?
Ese hombre recio del llano, hacía como el famoso bandolero calaboceño Nicolás Ochoa o “Guardajumo”, quien al atardecer recogía bosta que hubiera por allí y unos trozos de madera seca o “chamizas” y prendía la candela o lo que los llaneros llaman “Hacer un humo” (de allí su apodo de Guardajumo), hecho esto , se acostaba a dormir tranquilamente. Ahora se untan una loción repelente contra la picadura de insectos o sino un repelente en forma de espiral (“Plagatox”).



5.13. El Perro
Tampoco le faltaba un fiel perrito, criollo pero bien entrenado. Estos animalitos eran buenos nadadores, cazadores y mejores centinelas. Generalmente sus nombres eran: “Amigo”, “Corazón”, “Echa palante”, “Sute”, “Chucuta”, entre otros; por cierto, no requerían de muchos cuidados, ni mimos. Ahora sus nombres son: “Rocky”, “Tarzán”, “Lassie”, “Bobby”, “Depredador”, “Terminador”, “King”, “Pluto” y hasta “Beethoven”. Amén de ser animales con Pedegree, es decir, no un perro cualquiera sino de razas reconocidas; como: “Pitbull”, “Rock Willer”, “Pastor Alemán”, “Doberman”, “Golden Retriever”. Por cierto un amigo me decía, que esos son perros de marca, queriendo decir de raza. Amén de esos extraños nombres hay que prodigarles cuidados extremos como: bañarlos, desparasitarlos, vacunarlos, pasearlos, llevarlos a las academias, a las peluquerías y alimentarlos con buena comida.

6.¿POR QUÉ LAS QUESERAS EN LOS HATOS APUREÑOS?

La utilidad de las queseras en los hatos apureños, obedece a dos razones: Una para producir el queso o la leche y otra como un medio de reducción y amansamiento del ganado, en su mayor parte cerril. En Apure la instalación de queseras se ve favorecida por la abundancia y diversidad de los pastos, que contribuyen a la reproducción de las crías. También porque las sabanas cálidas y abiertas son refrescadas por una perenne brisa; asimismo la presencia de caños, lagunas y abundantes y majestuosos esteros que contribuyen a favorecer los brotes de “Lambedorales”, “Corocillales”, “Arrocillales”, “Gamelotillales”, “Carreterales”, así como extensos hierbazales de paja del “Pará”, “Paja peluda” y una yerbita muy fina que se produce en los alrededores de las fundaciones y casas, conocida con la denominación de “Paja Guzmanera”. Todas estas yerbas son extremadamente importantes en la producción de leche y grasa. Pero también en los bosques o “Matas” donde se refugian las reses, que a la sombra de estos “Matales” los animales encuentran guasima, samán y algarrobo, entre otras especies.

6.1. El Ojeo
Trabajar de “Ojeo” dicen los llaneros es salir a la sabana con los “Madrineros” con objeto de reducir novillos, toros o vacas paridas u horras. Es indispensable que el ganado espere, que no huya ante la presencia de los madrineros, para apartar de estos las reses solicitadas.

6.2. Escasez de queseras en Apure
Según opinión de Fernando Calzadilla Valdez, la escasez o el abandono de la explotación de esta industria, él la atribuía a la carestía de la sal y la forma de negociarla

CONCLUSION:

En las relaciones socioeconómicas y culturales del peón de hato apureño, se ha dado un manifiesto proceso de transculturización, el cual se ha caracterizado por la difusión o infiltración de complejos o rasgos culturales de una a otra sociedad, es decir, esas influencias han sido unidireccionales, de allá para acá. Este hecho se ha dado por contacto entre dos culturas de diferente grado de evolución. En esa relación ha predominado el modo de conducta de la cultura mas evolucionada (foránea), absorbiendo a la que es menos avanzada, puesta de manifiesto en la pérdida de la idiosincrasia llanera o desaparición de la llaneridad.
De lo anteriormente expresado se infiere que el llanero se ha ido divorciando de sus raíces; con la lamentable perdida de los valores de pertenencia e identidad. En ese sentido la intención de este trabajo es defender el gentilicio llanero y que sea una propuesta seria, orientada a enfrentar esos patrones ajenos a nuestra cultura, que únicamente responden a los intereses de la Sociedad de consumo (Consuma y no piense). Porque detrás de esa vestimenta y estilos de vida, operan poderosas corporaciones transnacionales; que no les conviene que nuestros peones de hato utilicen sus ancestrales alpargatas, las cotonas, la faja, los pantalones chucutos, hechos con liencillo, cretona o crehuela o una franela blanca de algodón; vestuario mas económico y adaptado a las condiciones ambientales de nuestro medio; sino que utilicen modas y patrones de conducta ajenos a la realidad apureña, pero que generan sustanciales ingresos a dichas corporaciones.

FUENTES:

ACOSTA S, Miguel Materiales para la historia del folklore en Venezuela, Archivos Venezolanos de Folklore. Instituto de Antropología e Historia, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1967, Págs. 569.
CALZADILLA, Fernando Por los llanos de Apure. Vásquez y Asociados, Héctor Pérez Marchelli Editor, Talleres Cromotip, Caracas, 2006, Págs.347.
GALLEGOS, Rómulo Doña Bárbara, Biblioteca popular venezolana, Nro. 100.
Cantaclaro, Colección libros Revista Bohemia, Nro. 24, -------------------------- Bloque De armas, Corporación Marca, Caracas, 1985, Págs. 222
GONZALEZ Leopoldo Arichuna Bicentenaria, Editorial Andes, Bogotá, 1973. Págs. 315.
RODRIGUEZ, Adolfo El Hato venezolano entre la tradición y la modernidad Dirección Estudios del llano. San Juan de Los Morros. Noviembre 2002. Págs. 24.
RODRIGUEZ; Adelina La Formación del latifundio ganadero en los llanos de Apure 1750-1800. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Nro. . 193, Talleres de Italgráfica. Caracas, 1987. Caracas, Págs. 371.

Llegando de La Unión. Camaguán, estado Guárico.

Algunos vocablos utilizados:


Ajilar
Andar, moverse, actuar como es preciso y oportuno. Ir el ganado en fila.
Amadrinado
Se aplica a la res o al caballo sometido a un rebaño o madrina. Asimismo0 aquella res o caballo acostumbrado a andar en compañía de otro.
Amadrinar
Reunir el ganado bravío para formar un rebaño o madrina, con el recurso de una res que sirve de guía.
Apartar
Separar en grupos el ganado para clasificarlo.
Arreo
Conjunto de mulos o burros para transportar carga. Recua.
Bastimento
Provisión de comida que se lleva cuando se va de viaje.
Bestiero
Peón que se ocupa del cuidado de los caballos.
Botalón
Poste grueso de madera que se clava en medio del corral para amarrar las reses y amansarlas.
Bote
Recipiente de cuero de res, sostenido por cuatro estacas, que se utiliza para cuajar la leche con la que se elabora el queso.
Cabrestero o Cabestrero
Peón que conduce el ganado. Cachilapo
Ganado cerril que no tiene señal de propiedad.
Cajón
Faja de llanura entre ríos por donde corren los principales afluentes del río que le da nombre. Cajón de Arauca.
Calceta
Terreno plano y anegadizo de la sabana, de pequeñas dimensiones, que tiene vegetación baja, limitado por árboles y matorrales.
Caney
Cobertizo de palma sin paredes, sostenido sobre troncos donde se alojan los peones.
Capotera
Bolsa de tela gruesa, abierta por los dos extremos que se cierran o se abren con cordones. Es la maleta del peón de hato.
Chiquero
Corral para los becerros que está junto al de las vacas de ordeño.
Corraleja
Corral pequeño, mas largo que ancho , que se comunica con la Majada , en el que se separan las reses para trabajos especiales.
Cimarrón
Se aplica al ganado salvaje o cimarrón, que no ha sido amansado.
Cimarronera
Manada de ganado salvaje o cimarrón y lugar agreste donde este se reúne. Rochela.
Cuajero
Recipiente en el que se deposita el cuajo (estomago de la res) para hacer el queso.
Desmontrencar
Separar al becerro de la madre para poder marcarlo.
Enmatado
Se aplica a la res que se esconde en la vegetación de la sabana.
Enrejar
Atar el becerro con el rejo a una de las patas de la vaca durante el ordeño.
Falseta
Rienda de lazo que va sujeta al bozal del caballo.
Fundación
Hacienda ganadera, menor que el hato, que no tiene mas de mil reses.
Hatero
Propietario de un hato.
Hato
Finca rural de grandes proporciones, generalmente dedicada a la cría de ganado vacuno y equino.
Hierra
Acción y efecto de marcar el ganado con el hierro

jueves, 14 de enero de 2010

Semblanzas del llano adentro:

El Sentimiento Apureño de Manuel Luna


Prof. Elvin Barreto Guédez

ebarreto@usb.ve

Universidad Simón Bolívar

Dpto. de Formación Gral. y Ciencias Básicas


En el fundo Vista Hermosa, cercano al viejo pueblo de San Rafael de Atamaica, en el bajo Apure; encontramos a Manuel Luna, conocido entre sus paisanos y amigos con el remoquete de blanco pobre, dado por el pescado que es común en la zona.

Manuel nació el 7 de diciembre de 1925 en Las Guaiquitas, sabanas del renombrado hato La Candelaria – el mismo que evoca Antonio José Torrealba Osto y Rómulo Gallegos – cercano a San Miguel de Cunaviche del estado Apure.

“Sesenta y seis leguas de sabanas tiene La Candelaria, desde La Culata hasta La Trinidad…”, nos dijo Manuel, quien conoce desde que era un niño esos parajes como si fueran las palmas de sus manos y que además recorrió, estando mediano, arreando reses y bestias.

Manuel Luna.

Encontramos a Manuel en los quehaceres del fundo con la camisa abierta, los pantalones arremangados y calzando botas de hule. A pesar de sus años, se mantiene vigoroso, con una sonrisa y un cacho a flor de labio. Se contentó mucho al saber de nuestra visita y luego de saborear el tinto y entrar en calor, iniciamos la entrevista preguntando acerca de sus inicios en la música de las sabanas, contestando:

A los dieciséis años empecé a tocar arpa oyendo a famosos como Julián Sánchez y Gabriel Lamuño. Yo hacía mis propias arpas poniéndoles alambres de cobre y tripas de puerco espín. Mi primera arpa grande me la hizo mi padrastro Julián Tomedes, que también era músico. Mi primer baile lo toqué en San Nicolás, en el camino a San Rafael, en la casa de Esteban Macea. Después me iba por el río con el coplero Delfín Coboruco ó Curuco, como le decíamos, a tocar hasta Ciudad Bolívar y Valle de La Pascua…

Prosiguió contando su historia Manuel Luna:

Estando en Caracas para el año cincuenta y dos me metieron con el conjunto número cinco de los juancheros de la polar, junto con Pedro Emilio Sánchez, que era el cantante. Estuve dos meses con el conjunto y después me fui pa’ mi pueblo… Hasta que recibí un telegrama firmado por mi compadre Julio César Sánchez Olivo, que me decía que Loyola necesitaba de un arpista…

Luego de esa breve experiencia en una de las veintenas agrupaciones musicales llaneras que a lo largo del país organizó por aquellos años la industria cervecera Polar, para amenizar fiestas patronales y eventos promocionales de la pecaminosa bebida; se le presentó a Manuel Luna la oportunidad de acompañar con el arpa a uno de los más renombrados cantores llaneros de todos los tiempos, al guariqueño Ángel Custodio Loyola, quien ya venía en ascenso su fama artística.

Dos hombres emblemáticos de la música llanera: Omar Moreno Gil y Manuel Luna. Al fondo, el río Atamaica.

Cuenta Manuel Luna:

Ensayamos y me quedé con Loyola. Iba de retirada el arpista Lucio Mendoza. Loyola y sus guariqueños eran muy famosos. Estuve con ellos por cinco años. Con mi compadre Loyola grabé por primera vez: “Llanero contramarcado”, “Puerto Miranda”, “El cimarrón”. Estos dos últimos con música mía. Con Loyola y sus guariqueños grabamos en total nueve volantes, que eran los discos chiquitos de cuarenta y cinco que traían dos temas. Era tanta la confianza que me tuvo en vida Loyola, que me hizo director del grupo. Recuerdo que estuvimos de gira por Caracas, San Juan de los Morros, Valencia, Maracay, Guanare, Acarigua y Barinas. Por cierto que en esa gira, Loyola hizo la letra del pasaje “A Barinas”, con música mía…

Continuó explicando Manuel, que tuvo que abandonar a Ángel Custodio Loyola y su agrupación para el año 1960, por motivos familiares: “Tuve que escoger entre Loyola y mis hijos…”. Entonces, Manuel se residenció en San Rafael de Atamaica para dedicarse con su esposa Emma Emperatriz Gámez a levantar la familia, un total de nueve párvulos, cuatro de ellos con dotes musicales. Años después de nuestra vista, doña Emma murió de una penosa dolencia, en San Fernando de Apure.

A pesar de las atenciones a la familia y el fundo, para Manuel no fue nada fácil desprenderse de la música. Poco después, ha mediado de la década de los sesenta, empezó a ser frecuentemente visitado por un arpista que se iniciaba en el mundo de la música y la grabación, ese era Omar Moreno Gil. Omar, en su condición de director artístico de las disqueras Cachilapo y Discomoda, visitaba a Manuel y a otros músicos en búsqueda de material para grabar en los estudios que se encontraban en Caracas.

Dijo Manuel:

Omar viene desde hace muchos años hasta mi casa, acá en San Rafael, a buscar composiciones y letras mías. Muchas fueron grabadas en Caracas por los copleros José Francisco Montoya, Jesús Moreno, Eloy Morales, Nelson Morales…

Centro Cívico Cultural Don Manuel Luna, en San Rafael de Atamaica (edo. Apure).

La fama de compositor de Manuel tomó resonancia nacional con el pasaje Sentimiento apureño, siendo la letra de este emblemático tema llanero de dos poetas de postín: Valentín Carucí y Pedro Emilio Sánchez. En relación a Sentimiento apureño, existe una anécdota que nos contó Omar Moreno Gil:

En una ocasión Pedro Emilio Sánchez estuvo de paso por Apure y escuchó una música de arpa que le impactó. Se decía que era autoría de Rogelio Gómez, que era arpista y policía de profesión. Como hombre ladino, Pedro Emilio memorizó ese pasaje y como no tenía letra, se la compuso. Fue a Caracas y se entrevistó con su cuñado Valentín Carucí y le propuso que buscara un cantante y un arpista para grabarla. Valentín nos buscó a José Francisco Montoya y a mí, aceptamos e inmediatamente ensayamos con el trozo de letra que recordaba Valentín. Pedro Emilio debía presentarse el día de la grabación con el resto de la letra, pero no llegó. Entonces, Valentín decidió completarla con su puño y letra…

“El éxito nos estaba estrechando…”, nos dijo Omar, pues, grabaron el pasaje y otros temas en enero de 1965 en los recién estrenado estudios de sonomatriz de la Fábrica Venezolana del Disco (FAVEDICA), para el sello Discomoda, que dirigía César Roldán. Montoya y Omar bautizaron con el nombre de Sentimiento apureño el pasaje grabado, que seguidamente se convirtió en un éxito musical, siendo el inicio discográfico de José Francisco Montoya junto con el arpa de Omar Moreno Gil.

Pedro Emilio Sánchez y Valentín Carucí compartieron la autoría de la letra y la música, finalmente, resultó pertenecer a Manuel Luna y no a Rogelio Gómez. Para aquel tiempo, Montoya y Omar se entrevistaron con Manuel y éste les firmó una autorización en donde se reivindicaba como autor musical de Sentimiento apureño. La calidad de posteriores producciones musicales de Manuel Luna demostró quien era el verdadero compositor.

Placa del Centro Cívico Cultural Don Manuel Luna.

Otro importante pasaje de la letra y música del cunavichero Manuel Luna, grabado por primera vez en la voz de Jesús Moreno y el arpa de Omar Moreno Gil, es Camino de mi esperanza. Una de las estrofas se lee así:

Si los caminos se mudan

en mi no esperes mudanza

porque siempre soy el mismo

aunque tenga tardanza…

Otro tema renombrado, autoría musical de Manuel Luna es Los maizales, con la letra del poeta barinés Eduardo Hernández Guevara. Con el pasar de los años y el éxito de sus composiciones, la casa de Manuel Luna empezó a ser frecuentada por cantantes nacionales, en solicitud de composiciones para grabar.

En reconocimiento a su labor artística, el gobierno municipal de San Fernando de Apure inauguró el 22 de agosto de 1998 el Centro Cívico Cultural Don Manuel Luna, el más grande e importante de la localidad, en donde se imparte a la juventud de San Rafael y sus alrededores, clases de arpa y otros instrumentos musicales.

Despedimos a Manuel Luna y su familia, hasta un próximo encuentro de letras y arpegios en el llano adentro.

(Trabajo de campo y fotografías efectuados por el autor, el 25 de febrero de 2006 en San Rafael de Atamaica, edo. Apure)