Esta fotografía forma parte de la colección de CELLUNERG. Detrás de ella está escrito: Las Mercedes, 1957. Según el folclorista Alberto Díaz, nativo de esa población, la ubicación de la foto es la siguiente: donde están las personas es la calle Colombia con la intersección al fondo de la calle Páez, esta última fue y es actualmente donde está la popular gallera y lleva hacia el complejo ferial y la manga de coleo. Es de destacar que este informante tenía 5 años para ese entonces. El nombre del fotógrafo es desconocido. En ella encontramos la imponente presencia de 11 personas, 10 hombres y una mujer. Todos atentos a la cámara, posando como para satisfacer una implacable curiosidad que los alcanza desde esta lejanía temporal, este caluroso mes de noviembre del año 2010. Se siente como si no prestaran atención al fotógrafo, sino a nosotros, voyeristas cultivados de este siglo XXI. Se percibe la franqueza o la inocencia de una gente que permanece, gracias al arte, atrapada para siempre en el marco de un mundo distinto al nuestro. El caballo no participa en el juego humano de mostrarse voluntariamente, se petrifica en su salvadora indiferencia animal. El exhibicionismo de los personaje es muy particular, el de la señora con el gesto tímido de las manos cruzadas, un mohín de coquetería femenina. Los hombres, la mayoría de pie, con posturas que van de lo desafiante a lo curioso, pasando por lo displicente, o la arrellanada comodidad en la silla de cuero, recostada contra el pretil, mas el codo sobre el tambor de keroseno y la mano acolchando la nuca. Destaca la blancura elegante de hombre en liquiliqui. El rostro risueño y sombreado del jinete. Resalta el viejo aviso de pepsicola, el largo poste eléctrico y los semi ocultos camiones, todo semejando un viejo guiño burlón que nos hace desde allá la ubicua modernidad que disfrutamos y padecemos. Atrás, de fondo, algunos árboles parecen diluirse bajo la fuerza de la resolana. Todo está sumergido, conservado para siempre, en la rotunda y celosa luz del llano guariqueño. (Jeroh Montilla, si desa ver en detalle la fotografía haga un clik sobre la misma)
martes, 2 de noviembre de 2010
LAS MERCEDES DEL LLANO, 1957
Esta fotografía forma parte de la colección de CELLUNERG. Detrás de ella está escrito: Las Mercedes, 1957. Según el folclorista Alberto Díaz, nativo de esa población, la ubicación de la foto es la siguiente: donde están las personas es la calle Colombia con la intersección al fondo de la calle Páez, esta última fue y es actualmente donde está la popular gallera y lleva hacia el complejo ferial y la manga de coleo. Es de destacar que este informante tenía 5 años para ese entonces. El nombre del fotógrafo es desconocido. En ella encontramos la imponente presencia de 11 personas, 10 hombres y una mujer. Todos atentos a la cámara, posando como para satisfacer una implacable curiosidad que los alcanza desde esta lejanía temporal, este caluroso mes de noviembre del año 2010. Se siente como si no prestaran atención al fotógrafo, sino a nosotros, voyeristas cultivados de este siglo XXI. Se percibe la franqueza o la inocencia de una gente que permanece, gracias al arte, atrapada para siempre en el marco de un mundo distinto al nuestro. El caballo no participa en el juego humano de mostrarse voluntariamente, se petrifica en su salvadora indiferencia animal. El exhibicionismo de los personaje es muy particular, el de la señora con el gesto tímido de las manos cruzadas, un mohín de coquetería femenina. Los hombres, la mayoría de pie, con posturas que van de lo desafiante a lo curioso, pasando por lo displicente, o la arrellanada comodidad en la silla de cuero, recostada contra el pretil, mas el codo sobre el tambor de keroseno y la mano acolchando la nuca. Destaca la blancura elegante de hombre en liquiliqui. El rostro risueño y sombreado del jinete. Resalta el viejo aviso de pepsicola, el largo poste eléctrico y los semi ocultos camiones, todo semejando un viejo guiño burlón que nos hace desde allá la ubicua modernidad que disfrutamos y padecemos. Atrás, de fondo, algunos árboles parecen diluirse bajo la fuerza de la resolana. Todo está sumergido, conservado para siempre, en la rotunda y celosa luz del llano guariqueño. (Jeroh Montilla, si desa ver en detalle la fotografía haga un clik sobre la misma)
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