Inicia nuestro amigo Camps Vega por confesar que no entiende “la importancia que se le da a este tema”. Y asegura que entre los andinos, centrales ni orientales no hay tal esmero. Dudo que sea así. Y estimo que nadie debe despachar de manera tan rápida una inquietud que, a mi entender, ha merecido prolongada atención a nivel nacional. Recordemos aquella revista “Margariteñerías”. Aunque da la impresión que en la actualidad la única región venezolana que cuenta con una foro permanente acerca de su etnicidad fuese la llanera. El Zulia como que se está estrenando.
Asimismo estimo de indudable velocidad asegurar que una región sea más rica en folklore que otra. La antropología ha terciado en el dilema y le otorga validez y peso a todas, cada una en su especificidad.
Comparto su apreciación acerca de que lo llanero no significa lo venezolano y más bien celebro que otras culturas procuren zafarse de imposiciones. Es lo que intentamos hacer desde nuestra región. Pero la tarea no es fácil y como observa el doctor Biord, mientras Venezuela es llanerizada, el llano se desllaneriza. De los instrumentos musicales, creo que no son estrictamente llaneros, hay diversidad de joropos a lo largo y ancho del país (“Alma llanera” es caraqueña) y el liquilique no es de origen llanero. Así que la referencia a Pérez Jiménez y sus celebraciones deben estudiarse como una impostación que golpeó tanto nuestra autenticidad como la ajena. “Pobres criterios” sin duda, pero no extensivos a quienes se esmeran hoy por estudiar científicamente esta y otras culturas nacionales, sin afanes expansivos y más bien con el buen deseo de que se justiprecien todas. Hay musicólogos quienes dudan de la llaneridad de buena parte de la producción disquera de Torrealba, generada casi toda en Caracas.
Y hablando de Gallegos, los mejores estudios relacionados con su obra, son densos y nada esquemáticos y comparten su apreciación de que ni son bárbaros los llaneros ni tan civilizados los citadinos. Gallegos no fue simplista.
En cuanto al autodesignativo llanero, hay muchas regiones cuyos habitantes lo quieren para sí. Gallegos dice, a través de uno de sus personajes que “llanero es llanero hasta la quinta generación”, como legitimando que él, entre otros caraqueños, lo desearon para sí. Y lo asumen, además, tanto los que exterminan indígenas como quienes conviven con ellos, quienes transculturizan llano adentro como los que, desde lejos, preservan gemas preciosas de su cultura regional.
Pienso, doctor Camps, que el debate acerca de la identidad nacional, sí contribuye a iluminar en cuanto a asuntos relativos a cualquier integración con otras naciones y dar justo sitial a nuestros próceres. La nacionalidad venezolana y su historia se consolidará más en la medida en que cada una de sus comunidades comprenda el sitio que le corresponde, importantes todos, valiosos por igual.
Sus párrafos referidos a la obra galleguiana ameritan análisis aparte, que procuraré en otra oportunidad, previa lectura del ensayo del doctor Carrera Damas.
Reciba mi saludo de quien juzga positivo cualquier aporte a este debate sobre un asunto que sí amerita la máxima dedicación.
*Docente, poeta e historiador.
Foto tomada de http://flickr.com/photos/79955941@N00/2166417773
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