miércoles, 22 de septiembre de 2010

LA EXPERIENCIA DE CUMBITO

Adolfo Rodríguez

Fotografías: Edgardo Malaspina


La persistente pasión por su país que anima a Oldman Botello y la vocación humanística de Fernando Rodríguez Mirabal hicieron posible este inusitado encuentro de cronistas en el caserío Cumbito del municipio Ortiz. Asisten dos historiadores de la localidad (Fernando y José Obswaldo Pérez) acompañando a quienes de fuera nos asomamos a esa fascinante territorialidad que el espíritu humboldtiano sacude de su letargo hacia 18OO.


Entrada a el fundo de los Vilera

Andamos tras esa trayectoria en la que el iluminismo europeo se topa con la etnicidad llanera y la expone, con su prestancia y singularidad, ante el mundo. El entusiasmo de Eduardo López Sandoval procura advertirnos que tal chispazo marca un nacimiento, que a nuestro parecer ocurre para la historia de la cultura, ya que la turbación llanera data quizá del siglo XVII. El escenario sobrecoge al viajero como evidencian Ramón Páez, Michelena y Rojas y Carlos Sachs. Un “borde” al que procede examen cuidadoso y analítico. En el conversatorio (se arrinconaron las ponencias) intervienen los moradores del sitio, activos, atentos, pensando, comentando, corrigiendo. No sólo fue una recepción con la exquisitez de un banquete helénico, si no conciencia alerta por el mundo en que estos hombres han nacido y viven. Es la familia Vilera, apellido que hace gala de heroicidad en la luchas por la independencia.

Los que llevamos inquietudes, observaciones, referencias (Rubén Páez, Edgardo Malaspina, J. Montilla, Felipe Hernández, amén de los nombrados), redondeamos objetivos para las incursiones que emprenderemos, individual o colectivamente, en bien de respuestas a esas señales que nos amagan tanto.

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