martes, 20 de octubre de 2009

La Villa de San Luis de Cura: ESCUELA DE TALABARTEROS

Alberto Hernández


Ciudad del cuero, del trote sobre la silla confeccionada con maestría, Villa de Cura recorre los caminos de la imaginación. Una ciudad que se ve en el valle de Tucutunemo, de donde salen todas las memorias.

Una historia que comienza en 1925 y hasta hoy se enaltece con la labor de los talabarteros más nombrados.


El nombre de Francisco Pérez Rodríguez sigue corriendo por las calles de San Luis de Cura en La Villa, donde la talabartería es el arte más acabado, como su gente. Don Francisco fue el maestro de todos los que hoy tienen nombre aquí y allá de todos los límites. Uno de esos aventajados alumnos don Francisco fue Reinaldo Silvera, el dueño y señor de una de las talabarterías más exitosas de la comarca aragüeña, puerta del llano guariqueño.

Las sillas de montar de don Reinaldo son las más famosas de La Villa y de todo el país, tanto que hasta del extranjero vienen a solicitarlas. Así, don Reinaldo es hoy por hoy una escuela que sigue fomentando la artesanía en el cuero, para crear el arte más refinado de los villacuranos.

Historia vieja

En 1925 nació la primera talabartería en Villa de Cura. Su fundador, Juancho Cabrera, pariente de Juan Vicente Gómez, estuvo cerca de las labores ganaderas y los toros de coleo.

El boje de don Juancho comenzó a crear el imaginario de una tierra que aún mantiene la tradición de tallar la piel vacuna. Tatuaje y corte. Herida estética que provoca la admiración de quienes no han mirado el paisaje de la curtiembre y olido los viejos talleres donde se trabaja el cuero.

Compás de acero, tachuelas, cosido con puntadas a mano o a máquina, para que la figura sea la referencia del artista.

El tiempo lo hace el compás de punta seca, roma y meritoria fuerza que surca y no rompe el cuero curado.

Nombres del cuero

Talabartería, cuerería, fustería, términos que parecen provenir del castizo más respetable, son el Villa de Cura pronunciación cotidiana. Y es que desde Juancho Cabrera hasta Reinaldo Silvera, dos artífices del cuero, la tradición se ha hallado en las manos y espíritus de estos hacedores del tiempo. Por supuesto, la sabiduría de Francisco Pérez Rodríguez le dio continuación en los nombres de Antonio Rivas Vegas, Cruz Parra, Goyo Villalobos, Francisco “Pancho” Gutiérrez, Tomás Anzola, Gonzalo Ramírez, Urbano Padilla, Jesús Pérez, Enrique y Lucio Pérez, los hermanos Bernabé, Aníbal, Evelio y Carlos 2morocho” Colmenares, Virgilio Rengifo, Manuel Serrano, José Félix Montaña, Alcides Álvarez, Ramón Guillermo Nieves, Francisco Cabrera, entre otros muchos que se quedaron en el morral de la memoria, así como los que hoy aprenden el difícil y apasionante oficio de trabajar el cuero curtido.

Don Reinaldo tiene una escuela en la que ingresan muchachos desde los doce años de edad, de modo que el trabajo talabartero seguirá siendo siempre.

Así, con las manos duras y diestras de tocar y hacer los dibujos y figuras, aparecen sillas de montar, carteras, fustes, correas de cinchar, gruperas, sudaderos, correas de espuelas, pretales, cabezadas, cinchas y riendas para que el hombre de a caballo recorra el mundo de los llanos. Aperos que hacen el paso del viaje, el trabajo y la tradición del jinete.

4 comentarios:

Joaquin dijo...

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Saludos -comunicate-

Johnny Hernández Calvo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Johnny Hernández Calvo dijo...

Intervengo en este tema alejado de todo pretención de singularización. Me parece que es digna de apoyo la idea de que la "primera tabalartería"(de la que hasta ahora se tenga registro)en Villa de Cura remonte a 1925.Sólo a condicón de que se tenga en claro que se trata de la "primera" dentro de la noción de contemporaneidad nacional. El oficio de la talabartería en nuestra jurisdicción cuenta con data más antigua conforme con fondos documentales eclesiásticos del Siglo XVIII.En 1780 el Obispo Mariano Martí, a propósito de su visita pastoral a nuestra localidad, dejó asentado en su Libro de Visita el siguiente testimonio: "...algunos de estos vecinos, en el sitio de las Guasguas,distante como a legua y media de /Villa de Cura/en el camino que va a Caracas, se aplican a curtir cueros, y a hacer sillas, que llaman vaquenas, para la gente ordinaria, enjalmas y otros aperos, que venden a los que pasan delante de sus casas en el dicho sitio de las Guasguas que es el camino real".
Contrario a lo que Francois Simiand llamó "historia episódica" (évenementielle)es la "historia de larga duración". La historia episódica la entiende Fernando Braudel por historia del acontecimiento o de corta duración, "el tiempo por excelencia del cronista, del periodista".

Unknown dijo...

Saludos. Soy bisnieto de Francisco Cabrera de Villa de Cura. Me gustaría saber en donde conseguir información de él. Gracias.